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Cuentería y fomento lector, algunas acotaciones finitas en un universo infinito

Por Sandra Aravena Rosende

Algunos conmemoran. Otros celebran. Otros lo ignoran. Lo cierto es que Abril es un mes importante para quienes trabajamos con la palabra y con los cuentos: Es el Mes del Libro, que tiene su inauguración el día 02 de abril, conmemorando el nacimiento de Hans Christian Andersen. Tiene su climax el día 23: Día Internacional del Libro. Los cuenteros, Celebramos y Conmemoramos.

Hablar sobre este tema siempre es complicado. Porque son muchas variables las que se ponen en juego cuando hablamos del Fomento Lector en sí mismo, y cuando hablamos de la Cuentería por sí sola. O sea, si mezclamos dos asuntos con variadas condicionantes, estas pareciera ser que, por cuestiones que no manejo bien y que probablemente sea una especie de ecuación matemática, se potencian.

Entonces, intentaré trabajar algunos elementos básicos de esta relación tan poderosa. Lo primero es desgranar las habas de lo que significa “Fomento Lector” y luego dedicaré algunas reflexiones a cómo con la Cuentería se puede potenciar este proceso infinito. Mi intención es plantear algunos elementos reflexionados, aunque superficialmente, sino, este escrito resultaría demasiado extenso.

Hablar del fomento lector implica reconocer que es posible ver otros procesos paralelos, anteriores y posteriores: la relación con el lenguaje escrito, la relación con los objetos poseedores de lenguaje escrito (libros, revistas, comics, o cuestiones más cotidianas), el gusto por la lectura y el acto de leer, desarrollo de habilidades para la comprensión del lenguaje escrito, y finalmente la comprensión lectora.

Sobre estos puntos, es posible detenerse y desarrollarles, pero creo que existe elementos necesarios para ampliarlos a la mano. Por ello, quiero detenerme en los que me parece relevante para estas reflexiones.

Desde pequeños, los niños y niñas se ven sumergidos en un mundo de aprendizajes para reconocer lo que hay afuera, el mundo que los rodea. Los libros abren ese mundo, colaboran en ese reconocimiento. Es claro que en un país como el nuestro, los libros son cada vez menos asequibles por su alto valor monetario, pero además porque dentro de las políticas de difusión y promoción de la lectura son realmente precarias. Se deja esto para las instituciones educativas casi en su responsabilidad total. Por tanto, se merma así el acceso a libros: se dificulta por tanto la relación con el objeto que contiene el mundo en lenguaje escrito, con fantasía, con creación, creatividad, con aperturas de “nuevos mundos”. Esta cuestión es profunda, sin embargo ahora lo dejaremos acá, con lo ya señalado.

Con esa base social, existe un papel importante de quienes trabajamos con esto que se llama Fomento Lector. ¿Desde dónde se fomenta la lectura? Para mí existe un gran principio, obvio y lógico, pero necesario de recalcar: quienes motivamos a otros a leer debemos estar necesariamente motivados con la lectura, debe gustarnos, debe provocarnos para que nos permita provocar. Todo ello debe hacerse carne permanentemente en acciones. O sea, la praxis.

Me parece que el fomento al gusto por la lectura debe provocarse desde el placer y la diversión. Es un desafío generar instancias placenteras y divertidas, pero ideas hay muchísimas y en ello las CRA nos pueden dar cátedra.

Sin embargo, una de las bases cognitivas más importantes para lograr que la lectura guste y se comprenda tiene que ver con el círculo virtuoso entre la lectura – escritura – las formas – los sonidos.  Si pudiésemos imaginar un círculo con estos 4 elementos interrelacionados, ese es precisamente el “Círculo virtuoso” del que hablo.

Desde la Cuentería y la oralidad aportamos con algunos elementos fundamentales: los sonidos, el reconocimiento de la fonética, de los ruidos, de las onomatopeyas. Aportamos desde la relación directa entre la palabra – sonido y la imagen, que se vincula virtuosamente con la comprensión de los mensajes emitidos. Ello, desde el plano cognitivo.

Existen otros elementos en los que la Cuentería aporta en este proceso: la lectura es un acto íntimo, personal, que genera procesos internos (por más que ésta se haga colectivamente), que la Cuentería, en un espacio de reunión en torno a la palabra, la imagen y la comprensión se hace  colectivamente. El aprendizaje grupal es sinérgicamente superior al de la suma de las partes, y en ese sentido se genera una nueva posibilidad de reconocimiento – aprendizaje.  Y del mismo modo, la narración de cuentos permite, al ser un acto colectivo, que el aprendizaje del mundo externo tenga un correlato particular en el mundo interno de quienes escuchan cuentos.

Por otra parte, desde la estructura neurológica, la Cuentería también hace su aporte. Adecuar el sistema nervioso para las experiencias receptivas y comprensivas de información que son “leídas” permanentemente es una cuestión que se desarrolla probablemente desde que estamos en el útero de nuestras madres. Este sería el inicio del “descubrimiento” de nuestra inteligencia.

Con esa premisa, la posibilidad que desde la fantasía recorramos otros mundos, otras posibilidades de acción, otras actitudes, nuevos horizontes con la herramienta más infinita que tenemos: la imaginación, se abre al escuchar cuentos, porque se abre así mismo la curiosidad. Claro que esa curiosidad no sería solo una cuestión actitudinal, sino que respondería a las conexiones neuronales que genera el acto de la escucha, de la comprensión y de emulación provocada por la relación interno – externo.

Sin duda la declamación de poesía, la lectura animada y tantas otras estrategias tienen su propio valor. Sin embargo, la cadencia sonora que tiene el cuento en su raíz más primitiva y hasta estos tiempos, generan conexiones neuronales que no han sido evidenciadas en otras estrategias de fomento lector. De ahí también su importancia.

Claro está que la Cuentería en este caso está siendo reflexionada como un medio, una estrategia, una herramienta. Sin embargo, como arte mismo, es también un fin en si mismo. Otra riqueza propia de todas las artes, que le da un elemento más para ser considerada como medio.

Pongo esas ideas a la discusión. Son cuestiones que han venido forjándose en los últimos 4 años de trabajo en fomento lector, con niños hasta los 9 años. Hay un sinnúmero de elementos más y mayor profundidad en lo planteado, por ahora, espero que me cuenten.

Un abrazo cuentero.

Sandra.